La actual cadena de comercialización ha alejado la producción del consumo, provocando no solo la pérdida de autonomía del campesinado, sino que también de los consumidores. Actualmente, los productores cobran menos y los consumidores pagan más, siendo los intermediarios quienes se llevan la diferencia, que en algunos casos puede llegar hasta un 390%. Este modelo también ha producido que los alimentos recorran miles de kilómetros para llegar a las mesas de los consumidores, provocando una pérdida de información sobre quién, dónde y cómo se produce. Debido a las grandes distancias que tienen que recorrer los alimentos, se generan abundantes emisiones de carbono, empeorando la situación frente al cambio climático. La propuesta se enfoca en una plataforma de comercialización agroecológica entre agrupaciones de consumidores y productores de la región Metropolitana.