La movilidad humana y la justicia climática son dos conceptos cuyas agendas cada día comparten más puntos en común. Al tener una relación multicausal y multidimensional, la intersección entre ambos está poniendo sobre la mesa discusiones en torno a los procesos de organización territorial, gestión del riesgo, medidas de adaptación y los mecanismos de pérdidas y daños. Para el caso particular de Colombia, la falta de un marco conceptual y técnico sobre esta intersección, aunado a las características específicas de un país biodiverso y los problemas de base como las complejidades del ordenamiento territorial, la explotación ilegal de recursos y el conflicto, conlleva a que poco se relacionen la movilidad humana y la justicia climática en la práctica y, por lo tanto, no se le ha considerado como un asunto que hace parte de la agenda climática del país, dejando un margen de maniobra incierto a la hora de identificar y gestionar migraciones climáticas y desplazamientos climáticos.