Las los y les jóvenes y, con ello, las generaciones futuras tenemos cada vez menos posibilidades de conseguir vivienda. Con el salario mínimo nos tardaríamos 52 años en conseguir una casa y la realidad es que para conseguirlo tendríamos que salir a zonas más alejadas de nuestros centros de trabajo, educación, cultura,descanso, entre otros. Yo creo que las personas representantes que compitan este 2 de junio tienen inevitablemente que voltear a ver ese tema porque después no solo será un problema social, sino uno presupuestal y de cualquier política pública que se quiera implementar. Debemos de frenar no solo la gentrificación, sino el cártel inmobiliario y la especulación financiera de las viviendas.Para que nunca más haya casas sin personas y mucho menos personas sin casas.