La idea es llevar amor y alegría a los enfermos terminales en el Hospital, sobre todo a los más solitarios. Distraerlos y regalarles días felices antes de partir. En el caso de los enfermos desahuciados que no estén aún en cama, sacarlos a pasear, al cine, a la playa, etc. Conversar, escucharlos, comprenderlos y hacerlos sentir que no están solos. En el caso de los enfermitos más delicados, llevarles libros, cuentos, juegos, ver televisión juntos, compartir una taza de té o galletas, etc. Las cosas simples, pero bellas de la vida. Esta idea nace, ya que hay mucha gente que muere Solita, ya sea por abandono o porque su familia vive en otra ciudad y la situación económica no les permite realizar visitas constantes. En mi caso personal, mi hermano falleció solo de cáncer en Santiago, mientras mi mamá y mi tía iban en el bus, desde Antofagasta, camino a visitarlo, pero lamentablemente no alcanzaron a llegar y no lo encontraron con vida.